Se rigen con la misma filosofía. Una mentalidad exitosa, gusto obsesivo por siempre ser número uno, querer destacar en una liga, deportivo o pueblo y, por supuesto, amar el fútbol como forma de vida.
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Son conocidos como los «Patrones» y tienen un papel trascendental en el mundo de la talacha del balompié amateur. Ellos cubren con su cartera todas las necesidades de los equipos que manejen, que en ocasiones llegan a ser hasta uno por día.
Como un incentivo pagan la «nomina» de los equipos que controlan, muchos obsequian los uniformes, hay quienes llevan masajistas a los partidos, aportan para la gasolina o los pasajes de sus jugadores e, incluso, invitan a sus elementos las comidas y bebidas.
“Yo no gano nada cuando quedamos campeones, más que el trofeo, alguna medalla y la satisfacción personal de tener un equipo ganador; me gusta ganar”, dice Jorge Martínez, a quien en las canchas de Velodromo, Mixiuhca, Coapa y Tláhuac conocen como Bob.
El licenciado en Derecho de 45 años se fue metiendo en el mundo de la talacha hace nueve años, cuando fue invitado a un equipo de meseros y se dio cuenta que siempre había mejores equipos, porque contaban con jugadores más talentosos. “Cuando les comenté que jugaran conmigo, me respondieron que lo hacían a cambio de un pago, desde ahí me empecé a involucrar con la talacha”.
Hasta cinco mil pesos por partido y 15 mil en las finales
Ahora Bob cuenta con cuatro equipos a la semana, desembolsa hasta cinco mil pesos en un partido y tiene en sus vitrinas 13 trofeos, aunque no olvida que ha perdido tres finales.
En tanto, en la cancha de fútbol 7 del Deportivo El Zarco, Patricio Vela ha hecho de su equipo Toluca un cuadro prácticamente invencible, pues durante casi dos décadas ha ganado casi todos los títulos que disputó para llegar a un total de 35 estrellas y sólo cuatro subcampeonatos.
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Pato sostiene que da un incentivo a los jóvenes para ayudarlos a hacer deporte y alejarlos de los vicios, drogas y la mala vida. “La intención siempre es ayudarlos a tener una vida saludable, sacarlos de la calle y encaminarlos a una formación sana”.
El ingeniero de 53 años destaca que su equipo dominical lo ha llenado de alegrías y satisfacciones, como la ocasión que celebró al borde de las lágrimas un título, días después de la muerte de su madre. “Nunca se me van a olvidar tantos momentos que pasamos, porque al final se convierte en una familia, que comparte emociones, mentalidad de éxito, tristezas y alegrías”.

Formas de pago
La forma de pago a los talacheros es un mito. Mientras algunos pagan a escondidas de mano en mano y otros depositan en las cuentas bancarias, Bob se distingue por dar el efectivo a sus jugadores en un sobre de manila con su nombre. “Lo hago porque lo veo como un trabajo sacrificado, en el que muchas veces juegan tres o más partidos al día, hasta con malas condiciones de clima. Es un trabajo serio y no se debe de ocultar de ninguna forma”, dice.
Fuera de la Ciudad de México también abundan los «Patrones» y la talacha. En las canchas llaneras de Ixtlahuaca toman renombre los equipos que llevan a jugadores de fuera del pueblo o de otros países.
Aunque las nóminas pueden llegar hasta los 15 mil pesos en las finales, lo único que ganan algunos «Patrones» es el orgullo de tener a los mejores jugadores y al equipo que despliega el fútbol más espectacular en el pueblo.
Por el orgullo
“No nos dan otra cosa más que el trofeo. A veces se cierran apuestas, pero eso es independientemente a la liga, son apuestas que se hacen entre patrones o con familiares o seguidores de otros equipos.
“Yo invierto porque me apasiona el fútbol, porque hacemos el sacrificio por traer a buenos jugadores y porque es bonito que en las calles del pueblo nos reconozcan”, asegura Cristian Samano, uno de los «Patrones» de San Bartolo del Llano.

Si bien es cierto que existen otros torneos donde si hay premios económicos en los que los «Patrones» pueden recuperar su inversión en la nómina, en muchas ocasiones se inclinan por repartir entre los jugadores el efectivo que llegan a adquirir.
Así, los «Patrones», en su afán por tener un equipo ganador y tomar el importante papel de director técnico, desembolsan miles de pesos en un partido y en un torneo, aunque al final la satisfacción sea más emocional que monetaria, y aunque “muchos te abandonan cuando consiguen otra talacha donde les paguen más, sin importar la amistad”, como dice Bob.