Los huracanes son esos enormes y temidos remolinos que azotan las costas con furia fascinante, pero destructiva. ¿Qué se necesita para que estas mortales tormentas se formen? Veamos cómo se producen, sus características y los peligros que pueden traer.
Para que un huracán se desarrolle, es necesario que se cumplan varios factores atmosféricos y oceánicos. El primero es la temperatura del agua del océano, que debe estar por encima de los 26.5°C, ya que el calor de la superficie marina suministra la energía que alimenta al huracán. Además, el aire sobre el océano debe ser muy húmedo, favoreciendo la formación de nubes densas y lluvias intensas.
Otro factor clave es la presencia de una zona de baja presión en la atmósfera, que actúa como imán para el aire cálido y húmedo, iniciando la circulación que forma la tormenta. Igualmente importante es que los vientos en las capas superiores de la atmósfera sean débiles, permitiendo que la tormenta se desarrolle verticalmente sin ser perturbada. El efecto Coriolis, causado por la rotación de la Tierra, hace que los vientos giren alrededor del centro de baja presión, formando el característico patrón en espiral del huracán.
Etapas de la formación de los huracanes
La formación de los huracanes pasa por etapas. Comienza con una perturbación atmosférica, llamada disturbio tropical, que puede evolucionar a depresión tropical si las condiciones son favorables. Luego, con el aumento de la intensidad, alcanza la categoría de tormenta tropical, y si los vientos superan los 119 km/h, se convierte en huracán.
Los huracanes tienen una estructura bien definida: el “ojo”, una zona de calma en el centro, rodeada por la “pared del ojo”, donde se encuentran los vientos más fuertes y las lluvias más intensas. Las bandas espirales que rodean el huracán transportan humedad, alimentando el sistema.
Los peligros de los huracanes incluyen vientos destructivos, inundaciones, deslizamientos de tierra y la marejada ciclónica. Los tornados también pueden formarse dentro del huracán, aumentando la destrucción.