Un experto de la Universidad de Harvard ha compartido las tres decisiones que toda persona que quiere ser feliz debe tomar, porque la felicidad requiere de un poco de esfuerzo.
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“Las personas más felices disfrutan de sus vidas, obtienen mucha satisfacción de sus actividades y tienen un claro propósito en la vida. Estas 3 cosas son las proteínas, los carbohidratos y las grasas de la felicidad”, reveló el profesor Arthur Brooks.
Saber elegir el disfrute y no confundirlo con el placer
De acuerdo con el experto en felicidad, el disfrute es mejor que el placer, pues este último se obtiene a través de algo y el primero es la satisfacción de realizar ese algo.
“El disfrute es mejor que el placer porque es más consciente y permanente”, detalló el profesor de la Universidad de Harvard. Pone de ejemplo que comer cuando se tiene hambre genera un gran placer, pero una vez saciado el hambre, la comida ya no se disfruta. En cambio, si durante una comida pasas un momento agradable con tus amigos o familiares, crearás un recuerdo que te traerá felicidad cada vez que pienses en ello.
Conocer el secreto de la satisfacción
La segunda decisión que debemos tomar regularmente para ser felices es saber que la satisfacción es la recompensa que obtenemos luego de haber trabajado duro.
Por lo general, todo aquello que nos ha costado obtener se suele apreciar más, dedicarle tiempo y esfuerzo a diferentes metas u objetivos, pueden generarnos felicidad cuando la alcancemos.
Tener un propósito
Esta es la tercera y más difícil decisión, porque determinará el propósito vital que quieres de tu vida. Para definirla, el profesor Arthur Brooks presenta tres dimensiones: coherencia, finalidad y significado.
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La coherencia se da generalmente al final, cuando te das cuenta que todo sucede por algún motivo, que se podría traducir a tener fe en el proceso de lo que estás haciendo.
La finalidad no es más que plantearse metas y objetivos para lograr el propósito de tu vida, y el significado es saber que toda vida, en especial, la propia, tiene un gran valor y hay que apreciarla, porque tu existencia puede mejorar la vida de otras personas o seres vivientes.