Dormir mal y no respetar los tiempo adecuados de descansos pueden afectar a la salud en corto, medio y largo plazo, provocando irritación, nerviosismo y mal humor, pero en mayor escala puede convertirse en un factor de riesgo que causa enfermedades como la hipertensión, el infarto agudo de miocardio, la insuficiencia cardiaca o fibrilación auricular.
Entre las problemáticas por el poco descanso se destaca la disomnia, enfermedad que incluye varios trastornos relacionados con el sueño, como son:
- El insomnio primario: hace referencia a la imposibilidad de llevar a cabo un sueño reparador debido a la dificultad para iniciar o mantener el sueño.
- La hipersomnia primaria: se caracteriza por una necesidad exagerada por dormir, provocando períodos de sueño prolongado de manera diaria.
- La narcolepsia: supone un deseo súbito de dormir que lleva a la persona a experimentar períodos de sueño más profundo pero a la vez de más corta duración. Este trastorno puede ir acompañado de alucinaciones, alteraciones auditivas y/o visuales y pérdida del tono muscular.
- El trastorno de sueño vinculado a la respiración: es considerado un problema de somnolencia o insomnio debido a dificultades en la ventilación durante el sueño.
- El trastorno del ritmo circadiano: surge de una inadecuada coordinación entre las exigencias del exterior y el sistema circadiano endógeno, produciendo una alteración del ritmo sueño-vigilia.
- La disomnia no especificada se utiliza para designar a los trastornos del sueño que no presentan las características clínicas de los trastornos definidos anteriormente.
Síntomas
- Somnolencia o necesidad exagerada de dormir.
- Dificultad para conciliar o mantener el sueño.
- Deseo inexorable por dormir.
- Sueño en situaciones inadecuadas.
- Alteraciones de la respiración durante el sueño.
- Movimientos involuntarios a la hora de conciliar el sueño.
- Irregularidades del sueño.
- Modificaciones del ritmo sueño-vigilia.
- Incomodidad por la imposibilidad de conciliar el sueño.
La ayuda profesional de carácter psicológico es fundamental para su tratamiento, necesitándose en casos más serios el emplear terapia conductista cognitiva, medicación, o ambas.