Tenemos malas noticias para quienes creen que beber “licor antes que cerveza” mitiga la resaca. Los científicos alemanes han desacreditado esta popular hipótesis de los estudiantes universitarios, demostrando que el dolor de cabeza del alcohol es el mismo sin importar en qué orden uno bebe sus bebidas.
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“Nuestros hallazgos disipan los mitos tradicionales”, escribieron los investigadores en el aleccionador estudio, que se publicó en 2019 en el American Journal Of Clinical Nutrition.
Investigación
La investigación abordó específicamente varios dichos populares: “La cerveza antes que el licor, nunca he estado más enfermo”; “Uva o grano, pero nunca los dos [nunca cerveza y vino en la misma noche]; Cerveza antes que vino y te sentirás bien”.
Desde tiempos inmemoriales, los juerguistas universitarios y otros bebedores han promocionado estos mantras como una forma de darse atracones sin sufrir resaca (en teoría, permiten a los bebedores tomar su ginebra y beberla también).
Desafortunadamente, a pesar de la naturaleza dudosa de estas máximas, los investigadores no han podido darles la antigua oportunidad universitaria. Esto se debió, en parte, a la falta de financiación y de tiempo, según el Dr. Kai O. Hensel, investigador del Hospital Universitario Helios de Wuppertal en Alemania, quien dirigió el estudio.
Afortunadamente, por fin el equipo alemán logró “investigar la influencia de la combinación y el orden del consumo de cerveza y vino en la intensidad de la resaca”.
Para ver si estos aforismos alcohólicos eran válidos, el equipo reclutó a 90 estudiantes de 19 y 40 años de una universidad alemana y los dividió en tres grupos, informó The New York Times.
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Estudio
El primer día, el primer grupo bebió cerveza hasta que el nivel de alcohol en sangre llegó al 0,05 por ciento. Luego cambiaron las cosas y bebieron vino hasta que su BAC alcanzó el 0,11%.
El segundo grupo realizó el mismo experimento, pero en orden inverso, mientras que un tercer grupo “de control” bebió sólo cerveza o vino.
Después de cada sesión de bebida, se preguntó a los participantes sobre su bienestar y su nivel percibido de intoxicación. Luego, a la mañana siguiente, los bebedores calificaron la intensidad de sus resacas en una escala del 0 al 7 según la sed, las náuseas, el cansancio y los mareos que sentían.
Una semana después, los grupos invirtieron sus roles: los participantes que inicialmente bebían cerveza comenzaron esta vez con vino, mientras que el grupo que bebía vino comenzó con cerveza.
Mientras tanto, el grupo de control que bebía exclusivamente cerveza pasó al vino y viceversa.
Después de contar sus puntuaciones, los investigadores encontraron que el orden en que se bebía no tenía un efecto importante sobre la gravedad de la resaca, que se veía más afectada por la forma en que sus cuerpos procesaban el alcohol.
“Un solo trago de alcohol es suficiente para provocar resaca en algunas personas, mientras que otras pueden beber mucho y escapar de la resaca por completo”, dijo Sandra Arévalo, portavoz de la Academia de Nutrición y Dietética que no estuvo afiliada al estudio.
En general, los expertos en embriaguez coinciden en que la intensidad de la resaca está determinada más por el volumen de salsa que se bebe y la velocidad a la que se consume.
Cantidad
“Lo que realmente importa es la cantidad de alcohol que se consume”, dijo Arévalo. “Si bebemos demasiado o demasiado rápido, lo sentiremos porque no le estamos dando a nuestro hígado suficiente tiempo para eliminar el alcohol de nuestra sangre”.
Otros posibles agravantes de la resaca incluyen no beber suficiente agua mientras se beben en exceso y se bebe con el estómago vacío.
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