Podemos decir que los alimentos procesados son aquellos que, pese haber recibido algún tipo de tratamiento, como congelación, calentamiento, entre otros, no cuentan con ingredientes artificiales.
Caso contrario a lo que sucede con los alimentos ultraprocesados que sí tienen ingredientes artificiales, además de aditivos, que hacen que no sean saludables.
Para poder identificarlos se debe leer los ingredientes en las etiquetas de los alimentos procesados que compramos y poner menos atención en la tabla nutricional para saber cuántas calorías y grasas contiene.
Así que los siguientes alimentos procesados son los que deberíamos añadir en nuestra dieta diaria, sobre todo si buscamos comer más alimentos que tengan efectos antiinflamatorios.
Verduras enlatadas o en vinagre
Actualmente podemos encontrar diferentes presentaciones de verduras precocidas, como las que vienen en lata o en frascos de vidrio y que están conservadas en vinagre o en aceite de oliva extra virgen.
Asimismo, las bolsas de verduras para preparar ensaladas rápidamente también representan una buena opción, solo hay que lavarlas bien y luego aderezarlas.
Pescados enlatados
La mayoría de pescados azules, como las sardinas o el salmón, o los boquerones, las navajas, los berberechos o los mejillones representan un buen alimento procesado, solo hay que comprobar que si están conservados en aceite que este sea de oliva extra virgen, aunque también se conservan en agua con sal o vinagre.
Carnes procesadas
Algunas carnes procesadas, como el jamón serrano o el pollo asado y desmigado, son buenas alternativas a comprar. Así como algunas carnes ahumadas o deshidratadas, que no contengan ingredientes artificiales, y se pueden servir con verduras.
Legumbres
Muchas legumbres se pueden conseguir enlatadas y son una alternativa saludable, solo tienes que comprobar que estén conservadas con agua y sal o con ácido cítrico, que además de ser conservante, es vitamina C.
Queso y yogures
Un queso saludable debe estar hecho con leche, fermentos lácticos, cuajo y un poco de sal. Mientras que los yogures deben estar preparados únicamente con leche y fermentos lácticos. Los yogures de cabra, de oveja o el kéfir, contienen probióticos que ayudan a nuestra microbiota a estar en buen estado.