La espinaca es una verdura de de fácil cultivo que crece durante los meses más fríos, cuenta con alto contenido en vitaminas y minerales, así mismo, cuenta con un gran porcentaje de calcio, fósforo, azufre, clorofila, oligoelementos, enzimas y fibra.
Su versión en jugo puede generar una gran eficacia en estados de convalecencia y es ideal para combatir la anemia. El potencial preventivo y terapéutico de la espinaca es extraordinario. Su consumo habitual ayuda a prevenir ciertas enfermedades y mejorar estados carenciales.
Un aliado para los huesos
- Aporta nutrientes esenciales: es una gran fuente de vitaminas y minerales, como la vitamina A, C Y K, calcio, hierro y ácido fólico.
- Mejora la salud cardiovascular: el ácido fólico y el potasio ayudan a regular la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas.
- Beneficia a la salud ocular: la espinaca al tener luteína y zeaxantina aporta una variedad de antioxidantes que son esenciales para prevenir enfermedades oculares relacionadas con la edad.
- Fortalece el sistema inmunológico: al tener vitamina C y otros antioxidantes, la espinaca ayuda al cuerpo a combatir contra enfermedades e infecciones.
- Ayuda a la salud mental: al tener altos índices de folato, esta verdura ayuda a prevenir trastornos mentales. Además, sus antioxidantes protegen el cerebro.
- Mejora la salud digestiva: la fibra presente en la espinaca mantiene una digestión saludable, aliviando el estreñimiento y la regularidad intestinal.
- Baja de peso: este alimento al ser bajo en calorías y rica en fibra se puede incluir en muchas dietas ya que proporciona saciedad.
- Combate la inflamación: al tener fitonutrientes la espinaca es una gran aliada para reducir la inflamación en el cuerpo.
- Regula el azúcar en sangre: esto beneficia a las personas con diabetes o con riesgo a desarrollarla.
- Versatilidad a la hora de cocinarla: se puede incorporar fácilmente a cualquier receta.