La universidad de Harvard asegura gracias a un conjunto de investigaciones que para poder adelgazar de manera correcta y evitar el efecto rebote, es indispensable acompañar a la buena alimentación con constantes rutinas de ejercicios físicos que exijan al estado físico de las personas.
Ante esto, trotar o participar en actividades de fuerzas dentro de un gimnasio se convirtieron en las prácticas favoritas y elegidas por un conjunto de nutricionista para que sus pacientes puedan conseguir en la medida posible los cambios corporales planteados.
Pero es cierto también que por varias razones físicas las personas tienen dificultades en trotar. Es allí cuando el rucking se convierte en una gran opción ya que esta evolución del “power walking”, puede ser practicada al depender de caminar a paso ligero cargando un poco de peso en la espalda.
Ventajas del rucking
Esta práctica data desde tiempo milenarios y su punto de partida es la caminata, un ejercicio que mejora la capacidad cardiovascular, la coordinación, la resistencia de las articulaciones y también es favorable para la salud mental, ya que contribuye a liberar el estrés.
No obstante, algunos especialista aseguran que con el simple de caminar sin tanta exigencia no se puede obtener rápidamente los objetivos planteados, por eso, muchos buscan una alternativa para fomentar el crecimiento muscular, aumentar la fuerza y la agilidad.
El rucking tiene como objetivo conseguir los mismos beneficios del trotar evitando las posibles lesiones asociadas a este deporte como la fascitis o la tendinitis rotuliana. También trabaja a la vez la fuerza y la resistencia muscular para potenciar la disminución de la fatiga al aumentar la capacidad pulmonar.
En cuanto a las calorías que se queman haciendo rucking, el gasto calórico es de unas 600 calorías de media, en comparación a las 390 que se pierden con una caminata intensa de una hora.