El desorden alimenticio es una problemática de la salud mental bastante seria que, de no atacarse rápida y eficazmente, puede generar importantes problemas y deterioro en la salud tanto en lo físico como en lo psicológico.
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Datos del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, explicó que en la actualidad los trastornos alimenticios más prevalentes son:
· Anorexia nerviosa: restricción de la ingesta de alimentos que conduce a un peso corporal significativamente bajo debido a una distorsión en la forma de percibir la imagen corporal y a un temor intenso de ganar peso.
· Bulimia nerviosa: episodios recurrentes de una ingesta excesiva de alimentos (atracones) seguidos de comportamientos compensatorios como el vómito autoinducido, el ejercicio excesivo o el uso de laxantes para evitar el aumento de peso.
· Trastorno de atracones: episodios recurrentes de una ingesta excesiva de alimentos, acompañado de una sensación de falta de control, que se producen al menos una vez a la semana durante 3 meses.
· Trastorno de evitación de alimentos: aversión o evitación persistente de alimentos o texturas que lleva a una ingesta energética insuficiente y por consecuencia al bajo peso.
10 señales de desorden alimenticio
1. Cambios significativos en los hábitos alimentarios. Cambios drásticos en la dieta, como restricciones extremas de alimentos, saltearse comidas con regularidad, evitar grupos completos de alimentos (por ejemplo, carbohidratos o grasas).
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2. Obsesión con la comida, el peso o la imagen corporal. Si la persona parece obsesionada con el conteo de calorías o el registro del peso corporal.
3. Retirada de actividades previamente disfrutadas.
4. Cambios en la conducta en torno a la comida. Evitación de situaciones sociales, comer muy lentamente, retirarse de la mesa antes que los demás comensales.
5. Cambios en el peso o la apariencia corporal. Pérdida de peso significativa, cambios evidentes en la forma o tamaño del cuerpo.
6. Negación de problemas.
7. Preocupación excesiva por la figura corporal. Comentarios negativos frecuentes sobre su apariencia o autodesprecio relacionado con el cuerpo.
8. Ejercicio excesivo. Realizar ejercicio compulsivamente, incluso cuando se está enfermo, lesionado o exhausto.
9. Cambios emocionales y de comportamiento. Retraimiento, cambios en el estado de ánimo (irritabilidad, ansiedad, depresión).
10. Cambios en la vestimenta. Utilizar ropa suelta para ocultar el cuerpo o evitar ciertos tipos de ropa.
