Las huelgas en Hollywood se mantienen y por el momento no hay fecha de conclusión. La tarde de este miércoles, la WGA (Writers Guild of America) lanzó un comunicado en el que habla sobre su nueva reunión con algunos de los más importantes CEOs de Hollywood, pero las cosas no se han resuelto aún. De acuerdo con los representantes del sindicato de guionistas, la propuesta de los estudios no ha estado a la altura de las expectativas e incluso es señalada como un sermón casi descarado por parte de los ejecutivos.
Desde el 2 de mayo la WGA entró en huelga, buscando proteger los intereses y derechos laborales de los guionistas, negociando contratos, tarifas y condiciones de trabajo justas, así como promoviendo estándares profesionales en la escritura de contenido audiovisual, incluyendo películas, programas de televisión y medios digitales. Poco después, para escalar aún más la problemática, el Sindicato de Actores (SAG) se unió a la lucha.
En su nuevo comunicado, WGA informan que recibieron una invitación de reunión por parte de Bob Iger, Donna Langley, Ted Sarandos, David Zaslav y Carol Lombardini con el presunto objetivo de discutir un acuerdo (vía Comicbook):
“El lunes de esta semana recibimos una invitación para reunirnos con Bob Iger, Donna Langley, Ted Sarandos, David Zaslav y Carol Lombardini. Iba acompañado de un mensaje de que ya era hora de poner fin a esta huelga y de que las empresas finalmente estaban listas para negociar un acuerdo. Aceptamos esa invitación y, de buena fe, nos reunimos esa noche, con la esperanza de que las empresas tomaran en serio el deseo de que la industria volviera a funcionar”.
Pero la reunión no fue lo que los representantes de WGA esperaban. El comunicado revela que los CEOs se encargaron no de proponer, sino de buscar imponer su acuerdo, argumentando que era la única y la mejor opción para terminar con las protestas.
“En cambio, en el día 113 de la huelga, y mientras SAG-AFTRA camina en los piquetes a nuestro lado, nos recibieron con un sermón sobre lo buena que era su única y única contraoferta. Explicamos todas las formas en que las limitaciones, lagunas y omisiones de su contraataque no lograron proteger suficientemente a los escritores de las amenazas existenciales que nos llevaron a atacar en primer lugar. Les dijimos que una huelga tiene un precio, y que ese precio es una respuesta a todos –y no sólo a algunos– de los problemas que han creado en el negocio”.