Casi todo el mundo entero ya ha podido disfrutar de Barbie. Sin embargo, en Oriente Medio, la cinta está de estreno desde el jueves, pero Kuwait y Líbano han optado por prohibir la película por cuestiones de género y sexualidad, en un nuevo caso de censura de cintas de Hollywood en el extranjero.
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Kuwait anunció el veto el miércoles en la noche alegando que la cinta promueve “ideas y creencias ajenas a la sociedad kuwaití y al orden público”, sin ofrecer más detalles, de acuerdo con un comunicado publicado por la agencia noticiosa estatal KUNA.
Por su parte, en Líbano, el ministro de Cultura, Mohammad Mortada, declaró que la película “contradice los valores de la fe y la moral” y “promueve la homosexualidad y la transformación sexual”. Su pedido para vetar la película se remitió a la agencia de Seguridad General, dependiente del Ministerio del Interior y que suele abordar las cuestiones relacionadas con la censura, para que tome la decisión final.
Las medidas provocaron un gran revuelo en Líbano, que durante mucho tiempo ha sido una isla de relativa tolerancia hacia la homosexualidad. Es relevante mencionar que, en líneas generales, en Oriente Medio, muchos musulmanes, cristianos y judíos consideran la homosexualidad como un pecado y en algunas partes del mundo árabe, los miembros de la comunidad LGBT+ han sido arrestados y sentenciados a penas de cárcel.
Por ejemplo, en Irak, los reguladores han prohibido el uso de la palabra “homosexualidad” en los medios, imponiendo en su lugar el término “desviación sexual”.
Aunque la película de Barbie no contiene escenas de sexualidad específicas, en el reparto está Kate McKinnon, que es gay, y a Hari Nef, que es trans. Ken, interpretado por Ryan Gosling, tiene a veces un comportamiento que podría considerarse afeminado y que podría ser polémico en gran parte de Oriente Medio.
Barbie, que ya ha amasado un billón de dólares, ha sido celebrada por miembros de la comunidad LGBT+, pero también ha sido criticada por promover una narrativa heteronormativa. Pese a esto, la película dirigida y coescrita por Greta Gerwig es el último gran éxito de Warner, que consiguió altas sumas de dinero más rápido que cualquier otra producción del estudio, incluyendo la saga de Harry Potter.