Desde hace un par de días, la noticia de un sumergible que se extravió mientras intentaba bajar al fondo del océano Atlántico, a donde se encontraban los restos del Titanic, estuvo en boca de todos. La empresa OceanGate fue la encargada de esta expedición, con su submarino ‘Titán’, que habría acabado por implosionar ante la presión, matando a los cinco tripulantes a bordo.
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Ahora, la empresa de aventuras en alta mar ha anunciado dos nuevas misiones al naufragio en junio de 2024. La página web aún dice que la expedición de 2023 está en marcha y que los clientes potenciales deben informarse sobre las fechas disponibles.
Sin embargo, en la plataforma incluso aún se oferta que los viajeros podrían ir acompañados por el buzo francés PH Nargeolet, que es una de las personas que fallecieron a bordo del sumergible Titán a principios de este mes.
La oferta ha generado molestias en muchos usuarios, puesto que afirman que, mientras la investigación está en curso, donde se compromete el protocolo de seguridad del sumergible, sería responsable retirar esa oferta de la plataforma de Internet.
Recordemos que la nave perdió la comunicación con la embarcación de superficie a las 2 horas de su descenso, lo que desencadenó un intento de búsqueda y rescate que recibió una amplia cobertura en los medios de comunicación.
Apenas el pasado miércoles, la Guardia Costera de Estados Unidos informó de que se habían recogido “presuntos” restos humanos de lo que habría sido restos del sumergible Titán.
Ante esta noticia sobre la oferta de viaje del año que viene, los representantes de OceanGate no respondieron de inmediato a la solicitud de comentarios del medio Business Insider, realizada fuera del horario laboral habitual.
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Las autoridades estadounidenses y canadienses todavía están investigando cómo y por qué se produjo la implosión del sumergible, pero datos alrededor del caso estarían apuntado a cierta negligencia por parte de la empresa ya que una demanda de 2018 parece demostrar que la empresa fue advertida de los problemas de seguridad de su sumergible, años antes de la catastrófica implosión.
Según este informe, un antiguo empleado de OceanGate advirtió de que la seguridad del submarino podía verse comprometida por protocolos deficientes de “control de calidad y seguridad” de los que “los pasajeros de pago no serían conscientes”.