Desde hace bastante tiempo se debate en saber cuál es el clima más saludable para la salud humana. El frío y el calor tienen sus amantes y detractores desde muchos puntos de vista, pero esta vez una investigación desarrollada en Alemania prioriza las bajas temperaturas en dicha competencia.
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Científicos del CECAD Cluster of Excellence in Aging Research, de la Universidad de Colonia, aseguraron que gracias a los resultados obtenidos se determinó que el frío puede prevenir la agregación patológica de proteínas típica de dos enfermedades neurodegenerativas asociadas al envejecimiento humano.
Detalles de la investigación
Los hallazgos publicados en Nature Aging, se suma a estudios previos realizados en diferentes organismos que demostraron que la reducción de la temperatura corporal puede aumentar significativamente la esperanza de vida.
Los especialistas detallaron que el frío activa un proceso de limpieza celular que ayuda a descomponer los agregados de proteínas dañinas responsables de causar enfermedades relacionadas con el envejecimiento y, si bien es conocido que las temperaturas extremadamente bajas pueden ser dañinas para los organismos, se descubrió que la reducción moderada de la corporal puede tener efectos muy beneficiosos.
El estudio fue elaborado en base a animales de sangre fría tales como gusanos, moscas y peces, cuya temperatura corporal varía según el ambiente. Sin embargo, también se aplica a mamíferos, que la mantienen constante, independientemente de la temperatura ambiente, tanto si su entorno es cálido como frío.
Las conclusiones también determinaron que la temperatura corporal en humanos se relaciona con la esperanza de vida, ya que por lo normal la temperatura del cuerpo se encuentra en un rango de 36,5 a 37 grados centígrados y fluctúa ligeramente durante el día, disminuyendo incluso a 36 grados durante el sueño y aunque una caída brusca de la temperatura corporal por debajo de los 35 grados es capaz de provocar hipotermia, otro estudio anterior apuntó a que una disminución gradual de 0,03 grados centígrados por década podría estar vinculada al aumento progresivo de la esperanza de vida humana en los últimos 160 años.
