El adelanto tecnológico y sus diversidad de aparatos para el entretenimiento ha dejado en la actualidad una importante secuela negativa, ya que la supuesta solución para matar el aburrimiento de los niños, niñas y adolescentes, ha generado diversas patologías, muchas de estas, relacionada a la vista, audición y salud mental.
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Incluso, lo adultos tampoco escapan al exceso de uso de celulares inteligentes, tablets y computadoras a altas horas de la noche, generando un sinfín de problemáticas por el poco tiempo y mal descanso nocturno.
Importancia de un buen descanso
Sea cual sea la distracción nocturna, es importante entender que todo ser humano debe de dormir entre siete y ocho horas a la noche y si es posible, realizar una siesta como mínimo de treinta minutos para desarrollar un correcto descanso, así lo determina y sostiene los últimos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Anna Esparham, de la Academia Americana de Pediatría, explica en la revista Health que “los cambios corporales rápidos, especialmente en la adolescencia, pueden interrumpir el sueño. Esto sucede porque la fase de crecimiento en la que se encuentran hace que su ritmo circadiano, el reloj interno del cuerpo, se restablezca, retrasando su ciclo de sueño”.
La pediatra asegura que otras causas incluyen condiciones de salud como la deficiencia de hierro. Los adolescentes que no tienen suficiente cantidad de este mineral pueden tener síntomas como calambres y movimientos involuntarios en las piernas que pueden despertarlos del sueño. “Si el médico cree que su hijo puede tener este problema, generalmente ordenará un laboratorio que indique niveles de hemoglobina, ferritina y / o hierro para verificar”, indica.
Consejos para un buen descanso
· Fomentar el ejercicio diario y el tiempo al aire libre. Tratar de evitar las prácticas deportivas y otros tipos de ejercicio a última hora de la noche para que haya tiempo para relajarse.
· Reducir las pantallas antes de acostarse. La luz azul de los teléfonos, computadoras, tabletas, televisores e incluso luces nocturnas, pueden engañar al cerebro para que piense que es de día y con el tiempo, eso puede alterar los niveles naturales de melatonina, una sustancia química que nos dice que tenemos sueño.
· Tratar de cenar unas horas antes de acostarse y ofrecer alimentos integrales que sean más fáciles de digerir.