Considerada una verdura verdaderamente histórica, la alcachofa, conocida también en otras regiones latinoamericanas como alcaucil, es una planta herbácea que su origen se remonta a Etiopía y Egipto, desde donde luego se difundió hacia Europa Mediterránea y posteriormente, a nuestra América.
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Su consume se deriva principalmente en estado fresco (90%), desde la cabezuela floral o receptáculo carnoso y brácteas. Otra forma de consumo es procesada (10%) como conserva o congelado, incluso en preparaciones gourmet. También se lo utiliza como extracto líquido para bebidas refrescantes o aperitivos y se cultiva frecuentemente en zonas templadas, y no soporta el exceso de humedad ni las temperaturas por debajo de 0 grados centígrados.
Beneficios de la alcachofa
Rica en fibras dietéticas y baja en carbohidratos, la alcachofa es amigo del hígado, digestivo y depurativo, por lo que resulta una verdura perfecta para luchar contra el colesterol. Es recomendable en individuos con anemia, gracias a su contenido en hierro, además de tener efectos procoagulantes, que ayudarán a prevenir sangrados. Una porción de 100 gramos de alcachofa contiene alrededor del 7% del hierro necesario para el consumo diario.
Es un alimento que aporta muchos minerales y vitaminas como potasio, sodio, calcio y vitamina A, beneficios ideales para combatir y atajar el envejecimiento de las células y la piel. También al ser una hortaliza rica en fibra, ayuda a disminuir la glucosa en la sangre y al mismo tiempo protege contra el estreñimiento y las diarreas, así como también alivia la acidez del estómago, eliminando el dolor, distensión y otras molestias.
Formas de prepararlas
· Al vapor: Para cocer las alcachofas al vapor colócalas, ya limpias, en la vaporera. Tápalo y deja que se hagan aproximadamente 25 minutos. Puedes añadir hierbas aromáticas para darles otro sabor, como por ejemplo unas hojas de hierbabuena, una ramita de romero o tomillo.
· Al horno: Puedes ponerles una pizca de aceite y añadir las hierbas que prefieras, junto con una pizca de sal. Sácalas cuando estén tiernas y doradas (algo más de media hora).
· Hervidas: Sumérgelas en el agua cuando ya esté hirviendo, tardan alrededor de 15 minutos en estar tiernas. Igual que cuando las preparamos al vapor, puedes añadir hierbas aromáticas que les aporten un toque especial.