El exceso de consumo de grasas saturadas o las también conocidas como trans es perjudicial para la salud. Ambas deterioran poco a poco el organismo, produciendo diversas enfermedades. Los resultados son catastróficos y pueden llevar a la muerte.
Hay grasas sanas. Son las poliinsaturadas y las monoinsaturadas. De hecho, el cuerpo las necesita porque aportan nutrientes. Están presentes en el aceite de canola, el de oliva, las nueces, las almendras, los frutos secos, el aguacate. el aceite de girasol, el de cártamo, el de ajonjolí y la mantequilla de maní. Con este tipo de grasas no hay inconvenientes, porque no solo es que no hacen daño, sino que benefician al cuerpo con sus propiedades.
El problema está con el excedente de grasas saturadas y trans que son peligrosas porque se solidifican a una temperatura ambiente, tapando las arterias y generando una serie de daños que pueden matar.
Entre las grasas saturadas y las trans se encuentran el aceite vegetal, el de coco, la mantequilla, las presentes en las carnes rojas, el queso, las pizzas y sopas congeladas, la crema de leche, helados, las papas fritas y todo aquello que se fría en aceite vegetal, las donas, pasteles y bollería en general.
Otros son el tocino, el pollo con piel, barritas de cereales, el pudín.
¿Qué causan las grasas dañinas?
Las grasas saturadas y las trans causan todo una gama de afectaciones en el organismo.
Las arterias tapadas por grasa pueden desencadenar en un infarto fulminante.
Medios especializados en salud concuerdan en que otro efecto es la hipertensión y el cáncer.
Scientificamerica expresa que las grasas trans y las saturadas alimentan el cáncer. Aumentan las probabilidades de cáncer oral, de mama y melanoma.
Las grasas malas también causan obesidad. Afectan tu belleza, ya que provocan celulitis.
Porcentaje recomendado de grasas trans y saturadas
La única manera de bajar el nivel de estas grasas en el organismo es haciendo actividad física y disminuyendo su consumo diario al 1 % de las calorías, según recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es difícil bajar la dosis de grasas trans y saturadas al máximo recomendado, pero con disciplina y amor a ti mismo, es posible. Solo trata de no comer alimentos fritos y procesados. Aumenta tu consumo de frutas, verduras y los lácteos pueden ser descremados.
Un helado o una hamburguesa a la semana no están mal. Lo importante es que no abuses. Puedes sustituir la pizza congelada por hecha en casa de forma saludable. Enfócate en hacer todo lo más natural posible.