El frío y sus cosas. Cuando no lo tenemos, en los duros calores del verano se extraña y anhela a full y cuando al fin llega, nos cambia por completo la vida, ya no lo queremos tanto como creíamos y el cuerpo es el primero en entenderlo. Entre las partes corporales que más lo siente son sin duda alguna los labios, ya que las bajas temperaturas aceleran la deshidratación y en dicha zona de la boca se siente más, debido a su delgada y delicada textura.
Pero no solo las bajas temperaturas del otoño-invierno son los responsables de lastimar nuestros labios, ya que muchas veces la sequedad de piel se debe a la exposición de los complementos de calefacción acostumbrados a utilizar en ciertos momentos, lo que hacen que la piel y la semimucosa de los labios tiendan a resecarse más que otras zonas debido a la carencia de glándulas sebáceas, por eso, no producen aceites naturales protectores y más temprano que tarde se irritan y se parten.
Importancia de los labios
Irene Bermejo, dermatóloga argentina explica en el portal web, Bienestar, que “la gente confunde la manteca de cacao, manteca de karité, vaselina o aceite de oliva, con la capacidad de humectación. Es algo que no ocurre, porque no penetran, sólo generan una película sobre el labio que en todo caso evita que se pierda la humectación y, si no la hubo, queda un labio engrasado y seco”.
En la primera línea de contacto con la contaminación ambiental y las condiciones climáticas se encuentran indudablemente los labios, por lo tanto, no pueden ser considerado únicamente como un arma para besar a una persona o comenzar a degustar ciertas comidas.
Bermejo asegura que “hay que prestar atención a cómo se usa la crema humectante de la cara. En el momento que se aplica, hay que incluir los labios. Sobre eso, se puede poner el bálsamo para labios o todo aquello que lo mantenga engrasado o humectado. El labio es una semimucosa que tiene que estar húmeda”.