Parece que fue ayer, sin embargo, ya pasó más de medio siglo desde que llegó al mercado la revolución de las gaseosas dietéticas. Desde sus inicios la gran promesa radicó en los supuesto beneficios para la salud humana con respecto al combate del sobrepeso y obesidad por contener menos calorías y menos azúcar, sin embargo, con el pasar de casi 60 años la medicina es cautelosa con respecto a dichas cualidades.
Ahora bien, ¿En qué se diferencia las gaseosas tradicionales con las supuestas ligeras? Posiblemente el sabor puede variar un poco y si nos basamos en su envase publicitarios, de seguro se identificará bien cuál es cuál. No obstante, ¿te has detenido a detallar si las diferencias benefician o perjudican a la salud humana?
Engaño con consecuencia
Cuando se come dulce o algún tipo de caloría el cerebro emite señales al páncreas para que genere insulina. Al tomar productos dietéticos la dulzura de los edulcorantes artificiales engaña al metabolismo para que crea que es azúcar real, pero cuando esas calorías llenas de energía no llegan la insulina no tiene nada que almacenar.
La gran consecuencia radica en que los investigadores aseguran que dicho engaño repetidamente explica por qué beber refrescos dietéticos está asociado con el síndrome metabólico la cual es una combinación de afecciones que incluyen aumento de la presión arterial, niveles altos de azúcar en sangre y aumento de peso, principales causantes de que se puede aumentar el riesgo de diabetes, cardiopatía y accidente cerebrovascular (ACV).
Estudio
Entre 1979-1988 se realizó un estudio con varios voluntarios que debieron tomar semanalmente 21 bebidas dietéticas. Los resultados fueron impactantes: a las pocas semanas ya presentaban riesgos importantes de padecer sobrepeso u obesidad e incluso se determinó que el consumo prolongado aumentó las posibilidades de padecer ACV y demencia.
Otro problema es el hecho de que los edulcorantes artificiales en las gaseosas dietéticas pueden ser muchísimas más dulces que el azúcar, lo que causa que el cerebro anticipa más calorías de las que se les da y conduce a un aumento del apetito en ratones y humanos.