Los perfumes son de los artículos personales más deseados a nivel mundial y su historia se remonta a los inicios de la civilización, con todo tipo de técnicas que han ido evolucionando conforme la tecnología lo permite y un legado que muchas veces pasa de generación en generación, pero ¿Cómo se prepara un perfume? Aquí te lo contamos.
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La perfumería no solo se trata de juntar químicos o ingredientes naturales para conseguir una sustancia de buen olor, según los expertos de algunas de las empresas más prestigiosas, el verdadero arte de esto no está en la producción en masa de fragancias, sino en los perfumes a pedido, los que requieren una habilidad artesana por parte de quien lo prepara.
Así se prepara un perfume, el paso a paso de la fabricación de una increíble fragancia
Todo comienza con la petición del cliente o la idea que se quiera vender con el producto, para lo que se deben llevar a cabo todo tipo de pruebas sumamente medidas hasta conseguir una idea básica del olor que se quiere, con un proceso que se encuentra en el medio de la ciencia y la cocina de alta gama.
Uno de los pasos más importante es conseguir la materia prima, la cual debe ser de extrema calidad y cuyas cualidades deben ser anotadas, para saber exactamente en qué estado se encontraban al momento de realizar cada una de las pruebas.
Según los expertos, el proceso de crear una fragancia puede tardar entre 2 y 4 años aproximadamente. Para ello, día tras día el perfumero y su equipo entran al laboratorio a hacer pruebas minuciosas hasta conseguir el resultado adecuado y luego se lleva a una pequeña muestra de público cerrado.
El complejo mercado de los perfumes
Así como al principio se debe tener un concepto claro, al momento de realizar las pruebas con personas al azar se debe tener la mente abierta para replantear este concepto o volver a realizar tu estudio de mercado, si bien la perfumería es una ciencia exacta, trata con la complejidad de la percepción humana.
Dependiendo del éxito de estas muestras iniciales, se puede volver al laboratorio para seguir cambiando la fórmula o dar luz verde para que, en una fábrica se realice dicha fórmula al pie de la letra y en un caso más artesanal, simplemente hacer la cantidad necesaria para embotellar.
