Millones de personas en el mundo viven una realidad laboral y personal bastante agitada: trabajan mucho, tienen poco tiempo libre... y, lógicamente, se sienten muy cansados gran parte del tiempo. O esto al menos pensaba Melissa McNaugton.
Esta mujer, de 33 años de edad, de repente comenzó a sentir un excesivo cansancio en su día a día. Lo relacionaba a su intensa rutina como dueña de un salón de belleza, en Glasgow, Escocia. Y justo cuando fue al médico para ver cómo podía mejorar su energía, se encontró con un diagnóstico devastador: cáncer.
Una historia de fuerza y fortaleza
“Me sentía cansada, pero aparte de eso, nada. He tenido bastante mala salud la mayor parte de mi vida adulta, así que entro y salgo de los médicos varias veces al año. Simplemente atribuí el cansancio a trabajar demasiado mientras manejo mi propio negocio”, dijo, sobre cómo se sentía antes de ir al médico.
Cuando el doctor le hizo los análisis de sangre correspondientes, los bajos niveles de hierro encendieron las alarmas. A raíz de esto, fueron ahondando en los estudios hasta llegar al diagnóstico final.
“Llegué al hospital, me dirigí al segundo piso y crucé las puertas. Estaba rodeada de carteles que trataban sobre el cáncer y los efectos de la quimioterapia, grupos de apoyo, donaciones de sangre y fabricantes de pelucas”, dijo al medio local Daily Record.
Toda esta escena fue antes de recibir la noticia de que tenía cáncer; su médico la mandó a ir a este centro médico para anunciarle su diagnóstico y los pasos a seguir. Toda esta situación le provocó un ataque de pánico.
Finalmente, le detectaron leucemia mieloide crónica (LMC): “Sentada en la sala del consultorio con mi mamá, mi papá y mi esposo, estaba en mi propio pequeño mundo. Escuché algunas palabras y pude ver que la boca del consultor se movía. Solo escuché las palabras ‘cáncer’ y ‘leucemia’”, dijo, sobre su reacción primaria ante el diagnóstico.
La vida de esta joven se transformó radicalmente: sus padres y su esposo debían tener mucha entereza para afrontar lo que venía. Melissa terminó de perder la fuerza y energía que tenía, impidiéndole incluso trabajar, hecho que la deprimió mucho. A pesar de todo, mantiene el espíritu en alto e insiste en que esta enfermedad no la va a vencer.
Así mismo, se ha convertido en vocera, invitando a las personas a acudir al médico ante el más mínimo síntoma de cansancio extremo. Insiste en que no deben subestimar estos sutiles síntomas.
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