La intención no es culpar a nadie y prevenir en la medida de lo posible, sin embargo, aunque nos cueste reconocer la situación, muchas veces somos los padres grandes culpables por el sobrepeso y obesidad en nuestros hijos.
En tiempos de otrora se conocía como una buena crianza o costumbre que los niños comieran lo más posible porque según las personas de otras épocas, mientras más se comía más se garantizaba una mejor salud. En ese transitar muchos fueron los niños los que llevaron una dieta descontrolada que les generó una inevitable gordura extrema difícil de combatir y que incluso nunca se pudo corregir.
Es por esto que en la actualidad y aprendiendo de errores del pasado, diversos especialistas recomiendan tener sumo cuidado y seguimiento desde temprana edad en la dieta de los mas chicos de la casa para que el desarrollo de los mismos sea de la manera más sana posible.
Niños con obesidad
Datos confirmados por un nuevo estudio de la Universidad de Yale indican que, en la mayoría de los casos de niños con obesidad en los Estados Unidos, no se realiza las pruebas de laboratorio recomendadas para afecciones concurrentes como la diabetes y la enfermedad hepática.
La Academia Americana de Pediatría publicó en el pasado 2007 varias recomendaciones sobre cómo evaluar la salud de los nilos con obesidad. Las pautas instan a los médicos a evaluar a los niños para detectar diabetes, enfermedad hepática y trastornos lipídicos cada dos años; mientras que no se recomiendan las pruebas de insulina de rutina y la detección de la disfunción tiroidea.
Kao-Ping Chua, profesor asistente de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, señala: “Este es un problema importante porque cerca de 1 de cada 5 niños estadounidenses tiene obesidad y la detección temprana de afecciones relacionadas con la obesidad puede marcar una gran diferencia para los niños durante el transcurso de sus vidas”.
Recomendaciones
· Es importante ingerir alimentos de muchos colores (frutas y verduras).
· Evitar el sedentarismo desde chicos y siempre mantener cualquier actividad física.
· Controlar y, sobre todo, reducir las cantidades de azúcar.
· Reducir el tiempo frente a una pantalla (televisión, computadoras y teléfonos móviles)
· Respetar el horario de descanso nocturno comprendido entre siete horas y media a ocho y de ser posible, realizar una siesta.