La timidez es un problema importante en la infancia y en la adolescencia. Va más allá de ser un “poco vergonzoso”, pues se traduce en niños y adolescentes poco sociables, con tendencia a somatizar la timidez y a la ansiedad social, que evitan los contactos interpersonales y se relacionan con temor, aunque les gustaría relacionarse más, así lo reflejan en la revista Psicología Práctica.
Según María Inés Monjas, psicóloga especialista en el área de la competencia personal y social en la infancia y en la adolescencia, los conocimientos actuales en Psicología Evolutiva y Psicopatología demuestran la necesidad de tomarnos en serio el problema de la timidez por dos causas principales:
1. El niño tímido padece incompetencia social, sufre y pierde oportunidades de relacionarse y aprender de la interacción con los demás.
2. Puede originar problemas socioemocionales futuros, La conducta inhibida y muy retraída aparece como síntoma de diversos trastornos psicológicos como, por ejemplo, la fobia social.
Estrategias para padres
- No utilices la etiqueta de tímido cuando te refieras a tu hijo.
- Refuerza su autoestima ayudándole a comprobar su propia valía.
- Ten paciencia, confianza y persistencia. Los cambios no se producen al instante ni de forma milagrosa, pero se producen.
- Reflexiona sobre los patrones familiares que puedan favorecer la timidez: carencia de vida social, modelo parental retraído, excesiva disciplina, falta de estímulo para relacionarse.
- Acude a un psicólogo especializado si consideras que el problema es grave y ocasiona dificultades importantes al niño. Puedes hacer a través del colegio (pide orientación al tutor o psicopedagogo), o solicitar al pediatra la derivación a psicología o psiquiatría infantil, o también preguntar por un especialista en el colegio oficial de psicólogos de tu localidad.