El vinagre de manzana es el producto de la fermentación de la sidra de manzana. Se ha propuesto como cura de la artritis, el colesterol y el sobrepeso, pero no se trata de un alimento milagroso, es sólo un complemento saludable.
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Algunas de sus propiedades se pueden equiparar a las del jugo de manzana, pues contiene abundante potasio. En menos cantidad aporta vitaminas C, B1, B2 y B6, biotina, ácido fólico, niacina, fósforo y magnesio.
De acuerdo con la publicación CuerpoMente, “en combinación con algas y jugo de pomelo forma parte de una popular dieta de adelgazamiento en la que se aconseja tomar una o dos cucharadas de vinagres diluidas antes de las comidas”.
Al vinagre de manzana se le atribuyen otras indicaciones menores:
- Mejora el estreñimiento.
- Ayuda a detener la artritis y la osteoporosis.
- Reduce los cálculos urinarios.
- Favorece la digestión.
- Mejora la degeneración cerebral propia de la edad senil.
- Controla la hipertensión arterial.
- Disminuye la irritación faríngea (disuelto en agua y con un poco de miel sirve para hacer gárgaras).
Uso externo
Por vía externa, según el mencionado medio, se ha usado para:
- Curar el acné.
- Tratar quemaduras.
- Desinflamar picaduras de insectos.
- Aplicar en el rostro como tónico para la piel.
- Tratar la caspa.
- Suavizar el cuero cabelludo.
Precauciones
Como todo en exceso es malo, el consumo prolongado de este vinagre se ha relacionado con indisposición digestiva, osteoporosis o interferencia con medicamentos digitálicos o utilizados en cardiología. Estos incluyen la digoxina y la digitoxina.
A pesar de ser rico en potasio, en dosis elevadas estimula la eliminación de este mineral por la orina, por lo que puede provocar su deficiencia.