La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó en su último informe anual que la cantidad adecuada diaria para consumir sal es de 5 gramos, sin embargo, Latinoamérica al parecer hace caso omiso o desconocer la cifra, ya que aproximadamente se consume 12 gramos, situación preocupante ya que duplica la cantidad recomendada.
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La mayor parte del consumo entre el 65% y el 70%, proviene de los alimentos procesados o industrializados, incluso en comidas que pueden no tener sabor salado, como panes, galletitas dulces, copos de cereal, lácteos y conservas. Por ellos una de las grandes recomendaciones es la disminución o en la medida de lo posible evitar las compras de productos ultraprocesados.
Problemas por la sal
Ante los planteamientos de la OMS, Andrea Delledonne, licenciada en Nutrición y miembro del Consejo Directivo del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, alerta que “es clave retomar el hábito de realizar preparaciones caseras con alimentos naturales como legumbres, carnes, huevos, verduras y frutas de estación. Es decir, consumir menos productos envasados y más alimentos reales”.
Otro de los problemas detectados es que muchas personas agregan sal incluso sin haber probado la comida servida, por lo que es importante también trabajar en dicho aspecto, incentivando a sacar el salero de la mesa.
Remplazantes positivos
Para reemplazar el sabor salado, distintos expertos en gastronomía recomiendan que se puede usar otros condimentos que le dan sabor a las comidas, tanto aromáticos como picantes o ácidos. También se pueden priorizar las formas de cocción, que realcen el sabor de los alimentos, como horno, parrilla, plancha o vapor.
Trabajar con las familias la idea de evitar todo tipo de agregado de sal a las comidas durante los primeros años de vida de los niños y niñas, es primordial para preservar la salud y, sobre todo, crear buenos hábitos alimenticios que proporcionen una sana dieta.
Entre varios de los beneficios por disminuir o suplantar la sal se encuentra el prevenir el cáncer gástrico, evitar daños a nivel renal, previene a osteoporosis, disminuye riesgos de ACV y enfermedades cardiovasculares y disminución de la presión arterial.