Estilo de Vida

¿Cómo impacta psicológicamente emigrar en el núcleo familiar?

Por problemas sociales, políticos o simples ganas de cambiar, muchas familias sufren las consecuencias de la migración

El abrazo de despedida cuando se migra: uno de los momentos más duros del proceso Facebook: PLANET 01

Para buscar un crecimiento personal, muchas veces las personas abandonan su zona de confort para experimentar aventuras en nuevos y lugares desconocidos. Bien sea por recomendación de algún amigo o familiar y a veces por cosas del azar, un lugar determinado llega a ser la segunda patria.

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Regiones centro y sudamericanas por décadas han sido grandes protagonistas de migraciones, lamentablemente en la mayoría de los cosos por problemas de inseguridad derivado de delincuencia y hasta por régimen dictatoriales. Por ejemplo, en los últimos cinco años en Venezuela se han registrado más de 3 millones de migrantes que se han distribuido en países como Colombia, Perú, Chile, Argentina, Estados Unidos y España.

Familiares llegando al Aeropuerto El Prat de Barcelona Foto: AP. Imagen Por:

Posibles causas

Estela Kucan, especialista en educación, psicología clínica y psicogenealogía, comentó al respecto en el medio TN que “Las expectativas están puestas en vivencias asociadas a experiencias positivas y la concreción de sueños, con la confianza depositada en sociedades estables en las que se pueda progresar por los méritos, con reglas claras. No ignoran los numerosos renunciamientos que les esperan, aun así, los sostiene la esperanza”.

Impacto paternal

Posiblemente cuando se trata migrar, los padres son los que más sufren por la separación familiar. Los padres colaboran con los trámites migratorios, pasajes, papeleo, mudanza, distribución de objetos que quedarán guardados hasta que vuelvan a buscarlos o se decida qué hacer con ellos.

A la nostalgia, especialistas aseguran que se les une la gran incertidumbre en saber cómo será el futuro de sus hijos en otros lugares. ¿Cómo será en adelante nuestra vida, la mía? “¿cómo les irá? ¿se adaptarán? ¿extrañaran?”, son las algunas de las preguntas que escuchan distintos profesionales en diversas consultas.

“Sobreviene para los que se quedan dos crisis, una psicológica con la consabida depresión y otra existencial en la que se corre el riesgo de perder el sentido de la vida, en especial los padres y madres que están solos, que se dedicaban a la familia y por su edad no trabajan o no cuentan con medios para viajar con frecuencia a visitar a sus hijos jóvenes o mayores con niños pequeños o sea los nietos que pasan a ser un tema especial”, asevera Kucan.

Por último, Estela Kucan propone que hay que renovar el proyecto de vida lejos de los hijos., explorar y descubrir nuevos recursos que posibiliten tener una vida de disfrute y calidad, además, formar redes de contención.

(Jacob King/AP)

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