Se puede resumir Argentina con varias palabras: Fútbol, tango, asados y dulce de leche. Posiblemente muchos no lo saben, pero sin duda alguna este mágico manjar es un verdadero clásico de la cultura gastronómica argentina, normalmente utilizado como complemento de desayunos, meriendas y un sinfín de postres tradicionales.
Inicios del dulce de leche
Datos históricos de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno, en la ciudad de Buenos Aires, aseveran que el inicio de la historia del dulce de leche data del siglo XIX, específicamente en el año 1829 en la localidad bonaerense de Cañuelas.
Aunque su invento originalmente no proviene de Argentina, el dulce de leche es considerado por la comunidad como un gran baluarte nacional. Historiadores de distintas partes del mundo coinciden en que postres a base de leche existe desde tiempos atrás en varias regiones del planeta.
El dulce de leche es conocido como Cajeta en México, arequipe o manjar blanco en Perú, Colombia y Chile; caramel spread en los Estados Unidos o confiture de lait, en Francia.
Creadora en Argentina
Se dice que la autora del dulce de leche en territorio argentino fue una de las criadas del entonces Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el General Juan Manuel de Rosas, quien por casualidad olvidó al fuego una lechada (mezcla de leche y azúcar). Cuenta la leyenda, que al regresar a buscarla se encontró con una sustancia espesa y de un color similar al marrón.
En lugar de tirar a la basura el producto “quemado”, su exquisito sabor fue de gran gusto para el gobernador de Rosas y se cuenta que compartió el nuevo manjar durante una reunión con el General Juan Lavalle, mientras discutían los principales puntos del Pacto de Cañuelas, con el objetivo de detener la guerra civil que azotaba a la provincia de Buenos Aires.
Cifras
En Argentina el dulce de leche es considerado el cuarto producto lácteo más consumido, sólo superado por la leche, queso y yogurt. Se consumen 3,10 kg/cápita por año y se producen anualmente, 128.000 toneladas. El 90% es para consumo local y el 10% restante es destinado para la exportación en como Chile, Brasil, Uruguay, Perú, Estados Unidos, Canadá, Europa e Israel (este último por la gran comunidad judía-argentina).