La vida humana moderna ha marcado una importante distancia de los ambientes naturales. En los grandes centros urbanos, que congregan gran cantidad de población es muy difícil tener contacto con decenas de especies, incluso, podemos pasar toda una vida en una ciudad y apenas tener contacto con las mascotas habituales, perros y gatos.
Es por ello que, con el paso del tiempo, especies que no son muy populares como arañas o serpientes pueden provocar verdaderos sentimientos de pánico en quienes no suelen verlas en sus espacios naturales.
Las fobias aparecen sin valorar el real peligro, incluso, sin medir que no todas las serpientes son venenosas ni todas las arañas atacan. Por sí solas, las serpientes y las arañas son dos de las criaturas más temidas, pero un nuevo estudio halló un factor fuertemente relacionado con las fobias hacia estos dos animales.
Vivir lejos de la naturaleza dispara fobias hacia arañas y serpientes: estudio
“Una nueva investigación ha descubierto la primera evidencia de que las personas que se sienten más conectadas con la naturaleza tienen menos probabilidades de sufrir fobias a las serpientes y las arañas. En un estudio de más de 1,000 personas en Hungría, aquellos que mostraron una conexión más débil con la naturaleza obtuvieron puntajes significativamente más altos en las pruebas de miedo de estos animales”, publicó un informe de Meteored.mx.
Entendiendo este planteamiento, es lógico que una persona que viva en el campo no posea esos temores hacia especies que puede encontrar con más frecuencia en su entorno, e incluso, las conoce y sabe si son o no peligrosas. Del mismo modo, alguien que vive en una ciudad desconoce cómo actuar ante determinados ambientes silvestres, de allí la propensión a sentir fobias.
People and Nature, de la Sociedad Ecológica Británica, publicó recientemente el estudio utilizando cuestionarios establecidos clínicamente para establecer el miedo de los participantes a las serpientes y las arañas, así como su conexión con la naturaleza.
“Descubrieron también que las personas más jóvenes y las que vivían en entornos más urbanos tenían más probabilidades de mostrar aversión a los dos animales”, citó el medio.
Más naturaleza, más salud
“La conexión con la naturaleza puede tener una amplia gama de efectos positivos”, dijo el Dr. András Norbert Zsido, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Pécs, Hungría. “En nuestro estudio encontramos que puede prevenir el desarrollo de animales fobias o podría facilitar el hacer frente a tal miedo si ya existen”, precisó el informe.
“También se ha demostrado que estar conectado con la naturaleza conlleva beneficios para la salud y puede resultar en un mayor conocimiento y una actitud más positiva hacia los animales, junto con una mayor responsabilidad ambiental”.
Agregaron los investigadores a modo de contexto que entre el 3 y el 6% de la población mundial tiene aversión a las arañas, mientras que se estima que alrededor de un tercio de las personas tienen miedo a las serpientes. Estos miedos descontrolados se conocen como aracnofobia (miedo a las arañas) y ofidiofobia (miedo a las serpientes).
Se sabe que la especie humana en la antigüedad reconocía amenazas en su entorno y algunas especies de este tipo podían ser de cuidado. Por evolución, este instinto de protección se mantiene. Lo mismo ocurre con especies de simios que siguen viviendo en el mundo natural y han desarrollado sistemas visuales avanzados para saber evitar ser mordidos o picados por estos animales.