Sabemos que para lograr y mantener una buena higiene dental es necesario hacer periódicas visitas al odontólogo. Lo recomendable es hacerse la limpieza cada seis meses o, a más tardar, cada año.
No obstante, está comprobado que la gran mayoría de las personas suele postergar esta visita y solo van al odontólogo cuando sienten un dolor que ya no pueden controlar con calmantes.
Señales que podrían indicar que tienes fobia dental
Según el portal de salud y bienestar Cigma, existen signos que revelan si sufres este mal:
· Tienes problemas para dormir las noches previas a la cita con el dentista.
· Te sientes incómodo mientras estás en la sala de espera.
· Te sientes mal físicamente cuando piensas en ir al dentista.
· Te cuesta respirar mientras estás en el sillón del dentista recibiendo atención.
Si le dices “Sí” a algunas de estas señales, lo primero que recomiendan los expertos es identificar a qué le tienes miedo para luego poder resolverlo.
El miedo al dolor es el principal temor
Definitivamente, el miedo a sentir un fuerte dolor es el principal obstáculo entre paciente-dentista. Sin embargo, hay otros factores que pueden hacer crecer la fobia dental:
- El ruido que hacen los instrumentos que utiliza el dentista y, en muchos casos, el olor que emite el contacto de éstos con las piezas dentales.
- La gran cercanía física entre el odontólogo y el paciente puede hacer que este último se sienta agobiado al perder su espacio personal.
Recomendaciones para manejar el miedo
De acuerdo a Cigna Dental Oral Health Integration Program, las siguientes acciones te ayudarán a controlar tus temores:
· Comunícate abiertamente. Habla sobre tus miedos dentales con el dentista. Hazle preguntas sobre tu salud oral y el tratamiento.
· Planifica. El dentista debería trabajar contigo para hablar sobre tus miedos y preocupaciones. Llevar audífonos y escuchar música durante la visita puede ayudar. Si el dentista no toma tus preocupaciones en serio, busca otro.
· Exprésate. Pídele al dentista que te explique lo que está pasando. Acuerden una señal que puedas hacer con la mano si quieres que el dentista pare. Usa la señal si estás incómodo o necesitas un descanso.