Estilo de Vida

Una copa de vino puede relajar la circulación, pero dos te la pueden estresar

Otro análisis determina los efectos negativos por exceso de alcohol

Es sabido gracias a distintos estudios que un trago o copa de vino no cae mal y es positivo para el corazón, pero ojo, cuando no se hace caso y no se toma en cuenta la cantidad establecida todo podría fallar, así lo informaron investigadores del Peter Munk Cardiac Center del Toronto General Hospital.

“Efectos relacionados con la dosis del vino tinto y el alcohol en la hemodinámica, la actividad nerviosa simpática y el diámetro arterial”, fue un estudio publicado en la revista American Journal of Physiology, Heart and Circulatory Physiology.

Éste contó con trece voluntarios que ayudaron a determinar si una copa de vino con alto contenido de polifenoles verificado difiere del alcohol en sus efectos sobre marcadores específicos asociados con un mayor riesgo de presión arterial alta, enfermedad arterial coronaria e insuficiencia cardíaca.

Beneficios del vino

Aunque los resultados no fueron los más esperados, a raíz de diversos estudios de otras bebidas alcohólicas, se presumió que podría ser de esta manera. Después de un trago de vino tinto o alcohol, los vasos sanguíneos estaban más “relajados” o dilatados, lo que reducía la cantidad de trabajo que tenía que hacer el corazón. Pero, después de dos tragos, la frecuencia cardíaca, la cantidad de sangre bombeada fuera del corazón y la acción del sistema nervioso simpático aumentaron.

Esto hizo que se disminuyeran la capacidad de los vasos sanguíneos para expandirse en respuesta a un aumento del flujo sanguíneo y contrarrestó el efecto positivo de una simple copa de vino tinto o blanco.

“Anticipamos que muchos de los efectos de una bebida de etanol se verían potenciados por el vino tinto. Lo más sorprendente fue cuán similares eran los efectos del vino tinto y el etanol. Los beneficios que encontramos no eran específicos del vino tinto” comentó el doctor John Floras, Director de Investigación de Cardiología en el Centro Cardíaco Peter Munk y en el Hospital Mount Sinai.

Comparativa final del estudio

Una bebida de vino tinto o alcohol:

No tiene efecto sobre la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Generalmente modula la frecuencia cardíaca y establece el diámetro de los vasos sanguíneos para redistribuir la sangre. Además, dilata la arteria braquial.

Dos tragos de alcohol o vino tinto:

Aumenta la frecuencia cardíaca y la cantidad de sangre que bombea el corazón. También reduce la capacidad de la arteria braquial para expandirse aún más en respuesta al flujo sanguíneo. Los aumentos en la frecuencia cardíaca y la actividad nerviosa simpática son marcadores reconocidos de hipertensión (presión arterial alta), insuficiencia cardíaca y muerte súbita.

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