Sabrina Carpenter ha recorrido un largo camino desde sus inicios en Disney Channel, donde comenzó como actriz en la serie El Mundo de Riley. Con una carrera musical en auge, la cantante sorprendió a todos al lanzarse al mundo de la música a los 15 años, firmando con Disney’s Hollywood Records y estrenando su primer sencillo en 2014. Su álbum debut, Eyes Wide Open (2015), marcó su entrada triunfal en la escena del pop.
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Hoy en día, con seis álbumes de estudio a su nombre y un rotundo éxito mundial, Carpenter se encuentra presentando una versión de lujo de su más reciente trabajo, Short n' Sweet. Este álbum ha sido aclamado tanto en plataformas digitales como en sus presentaciones en vivo, y con su gira mundial, Sabrina ha logrado consolidarse como una de las artistas más prometedoras del momento. Sin embargo, una de sus canciones más exitosas, Espresso, ha resultado ser más desafiante de lo que esperaba para interpretar en los escenarios.
Los retos inesperados de cantar Espresso en vivo
Aunque Espresso se ha convertido en un éxito rotundo, alcanzando más de 1,9 mil millones de reproducciones en Spotify, Sabrina Carpenter confesó recientemente que cantar esta canción en vivo le resulta complicado. Durante una entrevista con The Mirror, explicó que la rapidez y precisión de algunas de las notas y el control de la respiración a corto plazo la hacen más difícil de lo que anticipaba. A pesar de que cuando escribió la canción en el estudio le pareció una idea divertida, al momento de interpretarla en los conciertos se cuestionó: “¿Por qué escribí esta canción?”.
A pesar de sus dudas sobre la interpretación en vivo, Espresso sigue siendo un favorito entre sus fanáticos, gracias a su pegajoso ritmo y su toque divertido, que rápidamente la convirtió en una de las canciones más populares de su repertorio.
La inspiración detrás de Espresso y su toque personal
Sabrina Carpenter compartió en una entrevista con People que la inspiración detrás de Espresso llegó de un momento casual mientras estaba de viaje en Francia, en una crepería, lo que le permitió crear el estribillo pegajoso de la canción. Trabajando junto a destacados compositores como Amy Allen, Steph Jones y Julian Bunetta, la canción se convirtió en una mezcla perfecta de diversión y algo de humor. Carpenter también mencionó que la creación de Espresso representaba una especie de “táctica de manifestación” en ese momento de su vida, cuando sentía que “nadie me quería románticamente, nadie estaba obsesionado conmigo”, lo que la llevó a crear una pieza con el fin de atraer atención emocional.
Aunque Espresso logró ingresar a las listas de éxitos, Carpenter dejó claro que lo más importante para ella sigue siendo la satisfacción personal que le da componer y crear música. Como explicó en People, “Nunca había aparecido en las listas hasta hace muy poco, así que es algo nuevo, como que... me interesa”. Para ella, el éxito comercial es solo un “extra”, una “chispita encima del helado”, y su principal motivación sigue siendo el proceso creativo.