Lo que comenzó como una rutina de ejercicio terminó en una lucha por la vida para Jazmin Garza, una joven de 20 años de Texas. En noviembre, decidió retomar sus entrenamientos en el gimnasio junto a su novio, Isaac Ayala.
Para mejorar su rendimiento, bebió una pequeña cantidad de una bebida energética antes de empezar a levantar pesas. Poco después, todo cambió drásticamente.
La joven solo ingirió una pequeña cantidad antes de levantar pesas
Sin previo aviso, Jazmin se desplomó en el suelo. Su cuerpo comenzó a convulsionar, su nariz sangraba y dejó de respirar. Isaac, al ver la gravedad de la situación, reaccionó de inmediato y comenzó a practicarle RCP hasta que llegaron los paramédicos. Los equipos de emergencia tomaron el control y tras varios minutos de maniobras lograron reanimarla con un desfibrilador. A pesar de la rápida atención, la joven seguía en estado crítico.
En el hospital, los médicos enfrentaron una batalla para estabilizarla. Jazmin sufrió un total de cuatro paros cardíacos y sus órganos comenzaron a fallar. Para mantenerla con vida, tuvo que ser conectada a varios soportes vitales, entre ellos una máquina ECMO para la circulación sanguínea, diálisis para sus riñones y un dispositivo que regulaba sus niveles de oxígeno. Su estado era tan delicado que los médicos advirtieron a su familia que solo un milagro podría traerla de vuelta en condiciones normales.
Contra todo pronóstico, Jazmin logró recuperarse. Tras dos semanas de hospitalización, fue dada de alta, aunque la experiencia dejó secuelas más allá de lo físico. Tanto ella como Isaac perdieron sus empleos debido a la cantidad de días que estuvieron fuera, y ahora enfrentan una enorme carga de deudas médicas. A pesar de los esfuerzos médicos, la causa exacta del paro cardíaco sigue sin determinarse.
Aunque no se ha confirmado que la bebida energética haya sido el detonante, este caso ha reavivado el debate sobre los riesgos de estos productos. Diversos estudios han señalado su relación con problemas cardiovasculares como taquicardia, infartos y, en algunos casos, la muerte.
Jazmin, que no solía consumir cafeína, apenas había tomado un tercio del envase antes de comenzar a sentirse mal. El incidente deja una fuerte advertencia sobre los efectos de estos estimulantes, especialmente en personas que no están acostumbradas a ellos. Lo que parecía ser un simple impulso de energía para mejorar su entrenamiento casi le costó la vida.