En una sincera entrevista con AARP the Magazine, Drew Barrymore reveló las poderosas razones que la llevaron a alejarse de la actuación, una decisión que sorprendió a muchos, especialmente porque ocurrió cuando su carrera estaba en su mejor momento. La actriz, conocida por su icónico papel en E.T., compartió cómo una serie de factores personales la impulsaron a dejar los sets de filmación y replantearse su vida, buscando ser una madre más presente para sus hijas y encontrar la independencia que tanto anhelaba.
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A sus cuarenta y tantos años, Barrymore comenzó a percatarse de que su vida profesional ya no se alineaba con sus prioridades personales. Como ella misma lo confesó:
“Me encontraba en mis cuarenta y tantos, y no estaba aprendiendo a ser un individuo sano e independiente, ni cómo ser la madre que soñaba en convertirme. Entonces ponerme en la piel de otras personas, no me ayudaba a percibir esa situación en ese momento. Y las incontables horas que me tomaba hacer películas, eran horas que no compartía junto a mis hijos. No pensaba hacer más eso”.
Un sacrificio por la maternidad
La carrera de Barrymore, que comenzó cuando era apenas una niña, siempre estuvo marcada por una vida rodeada de cámaras y reflectores. Sin embargo, conforme pasaba el tiempo, las largas jornadas de rodaje comenzaron a robarle lo que más valoraba: su tiempo con sus hijas, Olive y Frankie. La actriz no tardó en darse cuenta de que esa vida no era compatible con su rol de madre, y así lo explicó:
“Las incontables horas que me tomaba hacer películas, eran horas que no compartía junto a mis hijos. No pensaba hacer más eso”.
Este fue el punto de inflexión que la llevó a tomar una decisión radical: ponerle freno a su carrera en la actuación para poder enfocarse en ser la madre que siempre había querido ser.
El impacto personal de su divorcio
En la misma entrevista, Barrymore también habló abiertamente sobre el doloroso divorcio que vivió en 2016 con Will Kopelman, el padre de sus hijas. La actriz compartió cómo esa experiencia la hizo sentir perdida y profundamente afectada. Recordó cómo su vida personal, que parecía desmoronarse, la hizo cuestionarse por completo quién era y qué quería.
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“Mi familia soñada se desmoronaba, y yo ya no sabía ni cómo caminar. En mi vida había tenido que crecer de golpe, pero en ese momento ya no entendía qué edad tenía. Solo sabía que mi vida era muy pesada, dolorosa y triste, y durante mucho tiempo me sentí así. Aunque eventualmente, gracias a Dios, pude recuperarme. Yo tenía dos hijos a cargo y debía resolver eso”, confesó.
La búsqueda de ser ella misma
Drew tiene claro que su decisión de alejarse de la actuación tiene mucho que ver con su necesidad de encontrar su propio camino, sin las presiones ni las expectativas que Hollywood impone. Como lo explicó en otras ocasiones, su retiro de los reflectores no fue solo una pausa profesional, sino un espacio para ella misma y para ser “nadie más que ella”.