Disney se enfrenta a una nueva controversia legal tras ser demandada por el animador Buck Woodall, quien asegura que la franquicia Moana se basó en un proyecto suyo, llamado Bucky, sin su consentimiento. El proyecto Bucky incluía un guion completo, ilustraciones de personajes, guiones gráficos, presupuestos detallados y un tráiler animado conceptual.
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La demanda, presentada recientemente, alega que la exdirectora de desarrollo de Mandeville Films, Jenny Marchick, compartió de manera indebida con Disney materiales confidenciales que Woodall le había proporcionado entre 2003 y 2008. Estos materiales, protegidos por derechos de autor desde 2004 y renovados en 2014, habrían servido de inspiración directa para las dos películas de Moana.
Un animador demanda a Disney afirmando que la empresa copió su proyecto para hacer “Moama”
La trama de ambas producciones presenta numerosas similitudes con la obra de Woodall, según su denuncia. En “Moana”, la historia se centra en una joven polinesia que navega por el océano para salvar su isla, enfrentándose a desafíos sobrenaturales y contando con guías espirituales en forma de animales.
Woodall asegura que estos elementos narrativos, así como detalles como la navegación por estrellas, un collar con significado especial y una diosa de lava, están presentes en su obra original. Además, argumenta que la reciente secuela, “Moana 2”, también toma de Bucky conceptos como compañeros animales, un remolino que conduce a un portal oceánico y una tribu guerrera similar a los Kakamora.
Aunque en 2023 un tribunal desestimó una demanda previa por considerarla fuera de plazo, Woodall ahora centra su caso en la secuela de “Moana”, estrenada en noviembre de 2024. Esta película, que recaudó 964 millones de dólares en taquilla y es una de las favoritas para premios de animación en 2024-2025, ha sido acusada de continuar explotando elementos de su obra sin permiso.
El éxito de “Moana” podría costarle caro a Disney
Woodall exige como compensación el 2,5 % de los ingresos brutos de “Moana” y su secuela, lo que asciende a 10 mil millones de dólares. También busca una orden judicial que confirme sus derechos de autor y prohíba futuros usos no autorizados de su trabajo.
Disney, por su parte, ha negado las acusaciones y asegura que “Moana” es una obra original desarrollada por su equipo creativo. Sin embargo, el caso pone en el centro del debate la protección de la propiedad intelectual y los derechos de los creadores frente a grandes estudios de entretenimiento. Este juicio podría sentar un precedente importante para la industria.