Paul Mescal, de 28 años, sorprendió al equipo de producción de Gladiator II al llegar al set en una forma física tan destacada que decidieron incluir más escenas sin camisa de las planeadas. Según su entrenador personal, Tim Blakeley, este físico impresionante fue resultado de una estricta rutina de ejercicios y un curioso aliado: Coca-Cola. Mescal asumió el reto de interpretar a Lucius, el héroe de la esperada secuela de Ridley Scott, con tan solo 12 semanas para prepararse.
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A pesar de estar inmerso en la obra Un Tranvía Llamado Deseo en Londres, el actor se comprometió totalmente a un entrenamiento que combinaba eficiencia y disciplina. Blakeley, un veterano entrenador que ha trabajado con figuras como John Boyega y Taron Egerton, diseñó un programa enfocado en aumentar tamaño y fuerza muscular rápidamente.
El truco de Paul Mescal antes de grabar cada escena de ‘Gladiator II’
Con entrenamientos de 45 minutos a una hora, cinco o seis días a la semana, Mescal lograba resultados óptimos sin perder tiempo. Cada sesión se estructuró para maximizar el esfuerzo, dejando de lado ejercicios innecesarios y priorizando la intensidad. “Paul no desperdiciaba ni un solo set. Era concentrado, disciplinado y trabajaba al máximo”, afirmó Blakeley.
La dieta del actor también fue clave, con un consumo diario de 300 gramos de proteína, además de permitirse ocasionales indulgencias como un gin-tonic. Sin embargo, la verdadera prueba vino al enfrentar el desafío de lucir un físico perfecto casi todos los días de rodaje, algo inusual en producciones donde los actores suelen tener una o dos escenas planificadas para mostrar sus cuerpos.
Para mantener su apariencia impecable, Blakeley implementó un truco sencillo pero efectivo: un trago de Coca-Cola antes de las tomas importantes. Esto ayudaba a que los músculos de Mescal se vieran más llenos y definidos, un detalle que hacía la diferencia frente a la cámara. Mescal eligió un físico más funcional y atlético, alejándose del estilo hipertrabajado de los superhéroes de Marvel. Su objetivo era encarnar a un guerrero ágil y fuerte, capaz de transmitir autenticidad. Ridley Scott respaldó esta visión, confiando plenamente en el enfoque del actor.