Marilyn Monroe, uno de los íconos más grandes del cine y la cultura pop, dejó una huella imborrable en la historia del cine. Su presencia en la pantalla, su carisma y su eterna sensualidad trascendieron más allá de la gran pantalla, convirtiéndola en un símbolo de la belleza y el glamour de Hollywood. Aunque su carrera fue corta, las películas que protagonizó la consolidaron como una de las estrellas más grandes del siglo XX.
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A continuación, te presentamos las cinco películas que no solo definieron su carrera, sino que también la elevaron al estatus de leyenda:
Niagara (1953)
Director: Henry Hathaway
En Niagara, Marilyn Monroe muestra su capacidad para interpretar a una mujer fatal, alejada de su imagen habitual de rubia ingenua. La trama, que combina thriller psicológico y drama romántico, presenta a Monroe como una femme fatale en una historia de amor y traición. Este papel le permitió demostrar su talento actoral y consolidó su estatus de estrella internacional.
Los caballeros las prefieren rubias (1953)
Directores: Howard Hawks
Esta comedia musical es quizás la película más emblemática de Monroe. En su icónico papel de Lorelei Lee, una cantante de cabaret que busca a un hombre rico, Marilyn entregó una de las performances más memorables de su carrera, con la famosa canción “Diamonds Are a Girl’s Best Friend”. La película no solo la consolidó como una estrella de comedia, sino que también estableció el arquetipo de “la rubia tonta” que sería asociado con ella durante gran parte de su carrera.
La tentación vive arriba (1955)
Director: Billy Wilder
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Otra colaboración con el director Billy Wilder, esta película sigue siendo una de las comedias románticas más queridas de todos los tiempos. Aquí, Monroe interpreta a una mujer que busca su lugar en la alta sociedad, mientras mantiene una relación con un hombre casado. La famosa escena en la que Monroe está de pie sobre una rejilla de ventilación de un tren subterráneo sigue siendo uno de los momentos más icónicos en la historia del cine.
Con faldas y a lo loco (1959)
Director: Billy Wilder
En esta comedia de enredo, Monroe se muestra en una faceta diferente, más madura y cómica, junto a Tony Curtis y Jack Lemmon. La historia, sobre dos músicos que se disfrazan de mujeres para escapar de la mafia, tiene un ritmo acelerado y un guion brillante, y la actuación de Monroe fue esencial para el éxito de la película. Este fue uno de los mayores éxitos de su carrera, y todavía hoy se considera una de las mejores comedias de todos los tiempos.
El príncipe y la corista (1957)
Director: Laurence Olivier
Esta película mostró a Monroe en un rol más serio, y su trabajo junto a Laurence Olivier como un príncipe europeo enamorado de una actriz estadounidense reflejó el contraste entre sus dos mundos: el cine de Hollywood y el teatro británico. A pesar de las tensiones en el set, El príncipe y la corista permitió a Monroe demostrar su versatilidad, alejándose de los papeles típicos de comedia ligera.