En 1942 apareció por primera vez la máscara que se convirtió en una de las más icónicas de la lucha libre en México; fue el debut en los encordados de Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como El Santo.
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Hablar de este personaje es referirse a uno de los más emblemáticos personajes de la cultura azteca, ya que se trata de un atleta que le dio la vuelta al mundo por su gran talento.
El Santo, la leyenda de los encordados
La Arena México fue el recinto que alojó algunas de sus más grandes batallas. De hecho, para muchos expertos, era un adelantado a su época, pues tenía un talento único, que lo llevó a ser uno de los estetas más queridos por el público.
En sus inicios, El Santo formó parte del bando de los rudos, aunque tiempo después tuvo que modificar su camino, cuando lo inmortalizaron en una historieta que se imprimía en tono sepia.
Esto sirvió para que la industria del cine se fijara en él, por lo que en un abrir y cerrar de ojos también ya era una estrella de las luminarias.
Para 1958 llegó su debut, con las cintas tituladas “Santo vs. el cerebro del mal” y “Santo vs. hombres infernales”, ambas filmadas en Cuba y producidas por los hermanos Rodríguez.
El luchador también fue una estrella del cine
La incursión en el cine no fue lo esperado, ya que las películas fueron hechas con un bajo presupuesto, por lo que se fueron quedando en el olvido.
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Para 1961 llegó la revancha del “Enmascarado de Plata”, y se consagró como una estrella gracias a la producción de “Santo vs. los zombies”.
Poco a poco comenzaron a llegar más cintas, como “Santo vs. El estrangulador”, “Santo, el Enmascarado de Plata vs. La invasión de los marcianos”, así como “Santo vs. las mujeres vampiros” y “Santo vs. las Momias de Guanajuato”.
Las películas del luchador fueron aclamadas en todas partes del mundo, ya que combinaban el horror y la ciencia ficción.
En total El Santo filmó cerca de 50 cintas, por lo que su historial es uno de los más largos en la historia del cine.