Por sus similitudes en la forma del balón, el sistema de anotación y ciertos aspectos del juego, es fácil asumir que el fútbol americano es un “hijo” del rugby. Si bien la afirmación no es descabellada y tiene respaldo histórico, existen matices que colocan a la NFL en un punto intermedio entre el fútbol tradicional y el rugby.
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El calendario deportivo actual refuerza esta conexión: mientras este viernes dio inicio el Seis Naciones, el torneo de rugby más antiguo, en poco más de una semana se celebrará el Super Bowl, la gran final del fútbol americano.
Pero, para entender la relación entre ambos deportes, es necesario hacer un repaso histórico.
Los orígenes: de la anarquía al reglamento
La leyenda, sin evidencia documental, atribuye el origen del rugby a William Webb Ellis, un estudiante del Colegio de Rugby, en Inglaterra, quien en 1823 tomó el balón con las manos y corrió con él, desafiando las normas del juego. Hasta entonces, en diversos colegios ingleses, los jóvenes jugaban con el balón en una dinámica caótica que incluía patearlo y golpearlo con las manos, pero sin reglas establecidas. En su honor, el trofeo del Mundial de Rugby lleva su nombre.
El 26 de octubre de 1863 marcó un punto de inflexión cuando, en la taberna de los Masones de Londres, se redactaron las primeras reglas oficiales del fútbol. Ese día se fundó la Asociación de Fútbol de Inglaterra, estableciendo una clara división entre el balompié y el rugby.
Es por eso que en Inglaterra al fútbol se le conoce como “fútbol asociación”.
Mientras tanto, en Estados Unidos, universidades como Yale, Princeton, Rutgers, Brown y Columbia comenzaron a jugar partidos con distintas reglas inspiradas en estas nuevas modalidades deportivas.
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La evolución del fútbol americano
El primer partido de fútbol americano según los registros históricos tuvo lugar el 6 de noviembre de 1869, cuando Rutgers y Princeton se enfrentaron bajo un reglamento basado en el fútbol asociación inglés. Se jugó con 25 jugadores por equipo y solo se permitía patear el balón.
Sin embargo, Harvard nunca se adaptó completamente a las reglas inglesas y prefirió un estilo más cercano al rugby. Esto se hizo evidente el 13 de noviembre de 1875, cuando Harvard y Yale disputaron su primer encuentro bajo un conjunto de normas híbridas, un partido que con el tiempo se convertiría en el famoso clásico “The Game”.
El 23 de noviembre de 1876, Harvard, Yale, Columbia y Princeton se reunieron para fundar la Asociación de Fútbol Intercolegial, donde se adoptaron muchas reglas del rugby, aunque con algunas concesiones al fútbol, como la práctica de patear a los postes tras un try, algo que en Inglaterra aún no era común en el rugby.
Walter Camp y el nacimiento del fútbol americano moderno
El fútbol americano se consolidó como un deporte independiente gracias a Walter Camp, quien introdujo cambios clave:
- Reducción de jugadores por equipo a 11.
- Creación de la línea de golpeo para ordenar el inicio de cada jugada.
- Legalización del pase hacia adelante en 1906, una modificación que buscaba reducir la brutalidad del juego y donde el entrenador John Heisman tuvo una influencia fundamental.
Esta última regla se implementó tras la intervención del presidente estadounidense Theodore Roosevelt, quien promovió medidas para hacer el deporte más seguro, debido a la cantidad de muertes que se producían en partidos universitarios por el alto nivel de contacto físico.
Así, lo que comenzó como una fusión entre rugby y fútbol terminó convirtiéndose en el deporte más rentable del mundo, gracias a la NFL y su crecimiento exponencial.