Ángel Romero se convirtió en flamante refuerzo de Cruz Azul hace algunos días, cuando el paraguayo concretó su pase al conjunto celeste, tras su paso por el San Lorenzo de Almagro.
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La llegada del delantero paraguayo se había complicado, pues en el camino apareció Boca Juniors, con la intención de ganarle el futbolista a La Máquina.
Sin embargo, el deseo del atacante era venir a la Liga MX, certamen al que considera uno de los más importantes en el continente.
De hecho, los celestes tenían una rencilla pendiente con la institución Xeneize, ya que se llevaron a Guillermo “Pol” Fernández con un trato nada justo.
Romero será el nuevo delantero de la institución, luego del adiós de Jonathan Rodríguez, quien partió al balompié de Arabia Saudita.
“Vinieron y fueron serios conmigo, siempre trataron de llegar a un acuerdo y eso motiva al futbolista. Se portaron bien y se comunicaron conmigo, así que eso me dio la posibilidad de poder elegir y ya estoy acá, contento con mi familia.
“A disfrutar una nueva liga, un nuevo desafío en mi carrera y ojalá que pueda devolver toda esa confianza dentro de la cancha. Nunca le dije que no a Boca, le dije que sí a Cruz Azul. Esperé hasta el último momento y llegó la propuesta desde México”.
— Ángel Romero, delantero de Cruz Azul
Criado por tres mujeres
Cuando la madre de Ángel se embarazó de él y su gemelo, Óscar, su padre se marchó, por lo que no participó en lo absoluto en su crianza.
Esto fue motivo de algunos problemas en su vida, pues la figura paternal era un vacío que estaba siempre presente.
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Sin embargo, Ángel y su hermano salieron adelante gracias al cuidado de su mamá, así como de su abuela Dora y la tía Margarita.
Aunque los Romeros no tuvieron un padre, sí contaron con el soporte de tres mujeres, que en todo momento vieron por ellos.
Y es que, la señora María Lucia, trabajaba más de 12 horas al día, para poder tener el dinero suficiente para mantener a sus retoños.
El delantero celeste en todo momento se refiere a ellas como “Las Guerreras”, al grado de que son su inspiración para salir motivado al terreno de juego.
Ahora que los gemelos llevan careras exitosas, no olvidan su origen, porque saben que su madre, tía y abuela lo dieron todo para que hoy sean futbolistas profesionales.
“La primera vez que le vi, yo tenía 10 años, y después no supe nunca más de mi papá. En el Día del Padre, le regalo cosas a mi mamá o a mi abuela. Pero no siento la ausencia de un progenitor porque nunca lo tuve. Nunca sentí esa sensación de tenerlo. Sí me dolía, obviamente, cuando veía a otros chicos que tenían una figura paterna”.
— Óscar Romero, hermano de Ángel