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Así han sido los 10 años del “Gato” Ortiz, exportero de la Liga MX, tras las rejas

El originario de Nuevo León fue encarcelado por estar vinculado con una banda de secuestradores; su sentencia es de 75 años.

"Gato" Ortíz. El guardameta fue encarcelado en 2011. (Twitter)

Han pasado 10 años desde que la Agencia Federal de Investigación informó sobre la captura de Omar Ortiz, exjugador profesional de la Liga MX.

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Con un chaleco naranja y la mirada perdida, el futbolista fue presentado ante los medios de comunicación, en donde se anunció su vínculo con el crimen organizado.

La AFI señaló que “El Gato” pertenecía a la banda de secuestradores que privo de su libertad a Armando Gómez, esposo de la cantante Gloria Trevi.

El camino de Omar en el fútbol arrancó en 2002, cuando fue parte de Monterrey. Su debut fue alentador, al grado de brillar con la camiseta de los Rayados, institución con el que logró una copa.

Pero su mejor momento se dio con los Jaguares de Chiapas, en donde pasó tres años de ensueño, hasta que fue sancionado por doping, al dar positivo a anabólicos.

Cuando su sanción estaba por terminar se dio su arresto, por lo que desde ese momento su carrera culminó.

Días antes de ser llevado preso, la familia del “Gato” lo había reportado como desaparecido, aunque realmente había sido interceptado por la policía, quien ya había seguido los pasos del guardameta.

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Tiempo después se dio a conocer que el secuestro de Gómez no era dirigido a él sino a “La Trevi”, a quien deseaban privar de su libertad.

“Fueron alrededor de tres años aquí en prisión, en los que estuve involucrado con asuntos de la droga. Al final, uno siempre busca un refugio, del dolor que tiene en el corazón, y esa protección para mí en esos momentos fueron las adicciones. Primero empecé con cocaína, luego mariguana, después piedra, tachas, básicamente de todo. Ahora analizo todo lo que pasó y veo que perdí todo, el jugador activo se fue, pero no hice nada por rescatar a la persona”.

—  Omar Ortiz, exjugador de Rayados de Monterrey

En 2017, en el cerezo de Cadereyta, en donde está recluido, hubo un motín, en el que tuvo la oportunidad de huir de la cárcel, pero fue interceptado por las autoridades, por lo que fue golpeado brutalmente.

Esto fue un parteaguas en su estancia, ya que a su regreso encontró en Dios un alivio, que ha mantenido de cierta forma su paz mental.

El exjugador de Rayados considera que estar tras las rejas es injusto, pues nunca se presentaron las pruebas reales de estar vinculado con la banda de secuestradores.

“Cuando regreso del hospital, me meten en un área en donde está la iglesia católica. Entro a la capilla y estaban dos biblias, agarro una y me pongo a leer. Al momento que empecé a ver la página comencé a llorar, porque sentí que algo entró a mi corazón. De mi boca, desde ese momento, salen puras cosas de la palabra. Muchos pensaron que había quedado mal por la golpiza o por las drogas, pero no, para mí también fue increíble que Dios haya entrado así a mi corazón.

“Argumentos que me tienen aquí es porque dos personas en una declaración ministerial dicen: ‘Creemos que él lo hizo’. Siempre les he pedido que me juzguen con lo que tienen. El afectado puso la denuncia el 19 de enero, después de que a mí me habían presentado. Yo nunca he pedido mi libertad, lo único que quiero es que me juzguen con las pruebas que había a favor y en mi contra”.

—  Omar Ortiz, exjugador de Rayados de Monterrey

En 2019, “El Gato” fue vinculado a 75 años de prisión. Sin embargo, él mantiene la fe intacta y cree que antes quedará libre de culpa.

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